Islandia, parte III – Cascadas del sur de Islandia

Cascadas del sur de IslandiaNuestra tercera jornada, preferimos tomárnosla de relax, el día anterior fue muy completo.
En primer lugar fuimos a Seljalandsfoss, la cascada de la foto. Una muy bonita caída a pie de carretera nacional.
Esta tiene forma de cola de caballo y cae en una gran poza. Tiene la particularidad que se puede andar por detrás.
En esta zona los turistas se agolpan en un aparcamiento más bien pequeño. Más adelante en nuestro viaje nos dimos cuenta que cascadas como estas hay por decenas en Islandia. La ventaja de esta es que está a pie de carretera, como la siguiente.
Cascadas del sur de IslandiaSiguiendo la misma carretera, se puede llegar a Skogafoss, esta trae bastante más agua y es una cabellera perfecta. Esta cascada trasmite un grado bastante alto de paz, su sonido está en resonancia con su aspecto.
Estas dos cascadas sin duda son imponentes y el paisaje que las rodea idílico.

El final del día lo pasamos en la piscina municipal de Hvolsvöllur.
Tiene piscina de adultos, de niños, tobogán, sauna y dos jacuzzis, todo por 3 euros por cabeza y niños gratis.
No dejéis de dejar los zapatos en la puerta y salir descalzos, aparte antes de entrar hay que ducharse al completo con jabón en las duchas. Por favor no hacer el ridículo haciendo cosas raras.
Por supuesto estas piscinas son de agua caliente y como a nosotros te puede ocurrir que te esté lloviendo mientras te haces unos largos.
En fin un día relajante.

 

Islandia, parte II – círculo dorado, Þingvellir, Geysir, Strokkur, Gulfoss

IMG_20140710_170528Nuestra primera vista fue al llamado círculo dorado, una ruta muy popular en Islandia y quizás una buena introducción a lo que es todo el país. Por la carretera 36 fuimos a Þingvellir, parque nacional donde se separan las placas litosféricas euroasiática y norteamericana. Un lugar histórico donde hace 1000 años se reunió por primera vez el primitivo parlamento islandés. Físicamente es un gran valle que desemboca en un gran lado, desde el centro de visitantes puede apreciarse la separación de las dorsales perfectamente. Aquí podrá tener un primer contacto con las moscas islandesas, grandes hordas pululan por donde hay agua, son muy pesadas, pero inofensivas. Cuidado hacer un pis aquí cuesta 200 coronas. En la foto el Geyser de strokkur, el único en la zona de Geysir que lanza chorros de agua a presión. Está fue nuestra próxima visita la zona de Geysir. Fumarolas, agua hirviendo, algunos geyser ya inactivos y la gran atracción Strokkur, cada 5 minutos laza un chorro de agua hirviendo, cuidado con la dirección del viento.

220px-Gullfoss_2006Siguiendo la carretera llegamos a Gulfoss, una cascada en dos saltos que se precipita sobre una fisura que no deja ver la salida de agua y la sensación es que desaparece. Cuando hablamos de cascada no nos referimos a una cascadita a la española, esto es una barbaridad de la naturaleza, quita el hipo. El tiempo no nos acompaña y menos mal que venimos preparado con impermeables hasta los tobillos, ¡cuánta humedad Dios! Con las mismas nos volvemos al hotel, una guesthouse en la carretera nacional, mañana será otro día.

Islandia, parte I – Reykjavik, aeropuerto Keflavic, Flybus

IMG_20140709_160034Salida de Barcelona, en 4 horas en Reykjavik.
El tiempo al llegar totalmente diferente, dejamos un verano caluroso en el Mediterráneo, por un tiempo ventoso, lluvioso y bastante gélido.
Eran las 2:00 a.m. y era de día.
El Alex hotel es un sitio colocado de forma estratégica en medio de la nada, pero cerca del aeropuerto de Keflavic, Sin duda aupado por los precios más bajos de los americanos que llegan a Europa o viceversa a través de Islandia y que tienen que hacer noche ahí.
Sitio limpio, desayuno incluido pero sin filigranas.

Al día siguiente la visita obligada de la capital.
Fuimos con el servicio de autobuses del aeropuerto, Flybus. Tiene una modalidad que te deja en la puerta de tu hotel, como lo oyes. Esto no lo haría la empresa de transporte donde vivo ni en broma.
Reykjavik es una ciudad europea muy limpia, bonita, la gente es super agradable y por supuesto cara…muy cara.
Por un problema tuvimos que ir al consulado de España, algo totalmente inútil.
Para ir en los autobuses urbanos hay que comprar los tickets en la oficina de turismo o dar el importe exacto al conductor.
Podemos cambiar moneda en cualquier banco que se quedará con una buena comisión.
En Reykjavik las distancias engañan, sobre todo en los planos, la ciudad está muy extendida y las calles son avenidas muy grandes.

Obligado el paseo por la calle Laugavegur y disfrutar de la vida islandesa y ver los escaparates de las tiendas. Son famosas las joyerías.
A Islandia venimos a ver la naturaleza, no la ciudad, así otro día quizás volvamos, pero de momento nos lanzamos al campo y la montaña.