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Noruega, día 4 – Fiordo Lysefjord, museo del petróleo y barrio de Gamle Stavanger

Fiordo de Lysefjord
Fiordo de Lysefjord

Al día siguiente teníamos contratados desde España un pequeño paseo en barco por el fiordo de Lysefjord. Lo que el día anterior no pudimos ver desde arriba, lo vimos desde abajo. El día esta vez acompañó y disfrutamos de un bonito paseo con música de Grieg, visita a la catarata de Hengjanefossen y vista del púlpito desde otra perspectiva. Un bonito paseo de 3 horas especialmente relajante. Sin duda, se hace especialmente difícil percibir las dimensiones de los objetos que aparecen. Los árboles son un buen punto de referencia para apreciar el tamaño del fiordo y las montañas que los guardan. Estos aparecen como pequeños arbustos.

Museo del petróleo
Museo del petróleo

De vuelta, fuimos al museo del petróleo. Stavanger es el centro de este negocio y desde una posición neutral los noruegos muestran los pros y los contras de esta industria. Podrás entrar en batiscafos, ver equipos reales ya obsoletos y observar maquetas de gran tamaño de plataformas marinas. Los más pequeños disponen de actividades para su entretenimiento. A través de una película se cuenta como el petróleo sacó a Noruega del subdesarrollo y convertirla en uno de los países con mayor calidad de vida del globo.

Barrio de Gamle Stavanger.
Barrio de Gamle Stavanger.

Al terminar la visita y antes de volver al apartamento, visitamos algunas zonas de la ciudad incluido el barrio de Gamle Stavanger. Un típico barrio de casas de madera de color blanco de lo más pintoresco.

Noruega, día 3 – Preikestolen

Preikestolen
Preikestolen

La subida al Púlpito, Pulpit Rock o Preikestolen puede contratarse desde España en la empresa Tide Reiser. Es un combinado de ferry y autobús. Este último te deja en un parking desde el cual acometes el sendero de 4 km que sube a esta famosa roca a 600 m de altura y con vista al fiordo Lysefjord. El ferry se adentra dirección al fiordo sorteando pequeñas islas hasta llegar al puerto de Tau donde espera el autobús que te lleva al parking.

La subida puede resultar bastante dura para personas de edad o de costumbres sedentarias. Las personas acostumbradas al deporte no tendrán problema en la subida. Hay que ir bien preparado con varias capas de abrigo, impermeable, agua y algún tentempié.  El día se presentaba lluvioso. Mucha gente subía y bajaba. Chinos, japoneses, noruegos, italianos y españoles sobre todo. Cada cual ataviados con lo que su cultura entiende que es una subida de este tipo. El paisaje se dibuja espectacular. Podemos ver la costa en el horizonte. Espesos bosques visten las montañas de un insultante verdor. Cascadas y arroyos de agua helada canturrean por el sendero. La nieve aparece en los picos de más altitud. A veces suave y a veces muy duro. El frío y el viento se hacían más intensos a medida que avanzábamos. La lluvia nos acompañaba a ratos.

Stavanger - Calle céntrica
Stavanger – Calle céntrica

Aunque pudimos advertir la grandeza del fiordo Lysefjord en algunos tramos antes de culminar el recorrido, tuvimos la mala suerte de encontrar las nubes cubriendo la roca, no dejando ver la grandiosidad de la vista, una pena pero todo no puede salir bien.

Después de hacer el camino de vuelta, volvimos muy cansados al apartamento. Aun así, a la llegada al puerto, dimos otra vuelta entre las calles de la ciudad para descubrir nuevos rincones.

Noruega, día 2 – Llegada a Stavanger

Calle del centro de Stavanger
Calle del centro de Stavanger

Temprano cogimos el tren hacia Stavanger. La NSB es la empresa pública que gestiona el servicio. Son trenes modernos y no son caros, hacen descuentos familiares, a niños y estudiantes.

La línea discurre entre hermosos valles salpicados de pequeños lagos y ríos que se alternan con montañas vestidas de frondosos bosques de hayas, abedules, robles y coníferas. La vía se adapta al terreno de tal forma que el tren se inclina a derecha e izquierda continuamente, haciendo que el viaje se haga incómodo como si fuéramos en un pequeño barco en alta mar. Se hizo eterno por el mareo que produce.

Stavanger - Vista del puerto
Stavanger – Vista del puerto

Stavanger aparecía lluviosa. Clima típico de esta parte de Noruega. Un bonito lago con una fuente central nos da la bienvenida. Después de encontrar el apartamento Airbnb, hicimos una pequeña visita a la ciudad del petróleo. El casco antiguo es muy pequeño, manejable. Sus típicas casas de colores y calles bien cuidadas trasmiten paz y armonía. La gente aparece sentada en las terrazas tomando cervezas e inmersos en una animada conversación. A través de sus vestidos y complementos, siempre a la última y por las formas de sentarse y gesticular, se puede adivinar la holgura económica que disfrutan.

Hicimos unas compras en el supermercado Rema 1000 y cenamos en el apartamento. Era una parte de una casa típica noruega hecha de madera y pintada de blanco como muchas del barrio, un sitio tranquilo cerca del centro.

Noruega, día 1 – Oslo

Parque Vigeland
Parque Vigeland

Tuvimos que salir muy temprano del aeropuerto de Málaga, seis de la mañana y en cuatro horas estábamos en el aeropuerto de Sandfjord-Torp a 110 Km de Oslo. En el parking del aeropuerto esperan los autobuses de la empresa Torp-Ekspressen. No es necesario reservar porque van vacíos. Una línea deficitaria sin duda. Aunque si contratas con antelación la ida y vuelta, válido para bastan tiempo, te ahorrarás unas coronas.

El autobús se hace pesado. Después de pasar la noche en el aeropuerto sin pegar ojo y cuatro horas de avión, una hora y cuarenta minutos de viaje con paradas incluidas, se hacen eternas.

Parque Vigeland
Parque Vigeland

Una vez en Oslo buscamos el hotel. El Thon Astoria es un hotelito muy apañado con una buena ubicación y buen servicio. Aunque estábamos que nos caíamos fuimos a comer una típica comida Noruega a base de Kebab y a dormir. Después de una merecida siesta y aprovechando el buen tiempo, visitamos el famoso parque de Vigeland. Un estupendo sitio con más de 200 estatuas del artista noruego Gustav Vigeland. El parque es un perfecto ejemplo de la personalidad noruega. Limpio, ordenado y muy bien cuidado. No le faltaba un perejil. Un sitio estupendo para echar la tarde y escapar de la vida urbana.

El día no dio para más. Como no habíamos investigado donde comer, nos tuvimos que conformar con otra típica comida noruega en la cadena Peppes Pizza y a la cama. Ya volveremos a la ciudad.