Bueno, llegados a este punto nos merecemos un descanso.
Nos quedamos en Akureyri un par de noches tomándonos una relajante paradita.
Visitamos la ciudad en un día estupendo y en dos tardes diferentes disfrutamos de las magníficas instalaciones de la piscina municipal.
Akureyri es una ciudad muy hospitalaria, aunque está muy al norte tiene un clima privilegiado, debido al abrigo del fiordo de Eyjafjörður. Este está rodeado de altas montañas nevadas de una gran belleza.
Se puede pasear por el parque botánico más al norte del planeta. El olor a flores es muy intenso y es muy exuberante. El tiempo esta vez acompañó y es de agradecer.
Antes de llegar a la summerhouse del albergue, nos pasamos por el supermercado Bonus para comprar comida para la cena. Islandia es el paraiso de las ovejas, así que decidimos comprar carne de cordero para darnos un festín. La carne de cordero suele venderse mucho ya aderezada con salsas, lista para la barbacoa, como no sabemos que lleva preferimos llevarnos piezas sin adobos.
Al hincar el diente a la carne nos llevamos una desagradable sorpresa, era salada, posiblemente para hacer algún tipo de guiso, aunque no estaba seca como la que venden en España para cocidos o pucheros.
¡Qué desilusión! tuvimos que tirarla, era incomestible, las cosas del idioma.
Aparte de anécdotas, este descanso nos vino muy bien.